domingo, 14 de septiembre de 2014

Reflexiones Tenebrosas y Flotantes (23) Relojes acristalados

Camino sola por el desierto de cristal. Mis pies escuchan la sangre manar de sí mismos cuando el suelo se quiebra bajo su peso.
El viento derriba las paredes y las esquirlas de luz tratan de atravesar mis córneas, de rasgar mis pupilas.
El efecto espejo obliga a mi cuerpo a deshacerse de sus líquidos más preciados y convierte mi frente en perlas de forzada humanidad.
Contemplo el sonido restallar contra mis tímpanos y entiendo el funcionamiento del tiempo.
Tic, para, me acciona, giro, sístole, tac.
La sangre sigue bombeando, mis huellas rojas lo confirman.
Y si bombea significa que el tiempo pasa: las arrugas quedan impresas en mi piel y las luces hacen mella en mis ojos.
Tic, para, me frena, tumbo, no. Hay. Diástole. Tac.
Tic.
Tac.
Impasible.

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