Camino sola por el desierto de cristal. Mis pies escuchan la sangre manar de sí mismos cuando el suelo se quiebra bajo su peso.
El viento derriba las paredes y las esquirlas de luz tratan de atravesar mis córneas, de rasgar mis pupilas.
El efecto espejo obliga a mi cuerpo a deshacerse de sus líquidos más preciados y convierte mi frente en perlas de forzada humanidad.
Contemplo el sonido restallar contra mis tímpanos y entiendo el funcionamiento del tiempo.
Tic, para, me acciona, giro, sístole, tac.
La sangre sigue bombeando, mis huellas rojas lo confirman.
Y si bombea significa que el tiempo pasa: las arrugas quedan impresas en mi piel y las luces hacen mella en mis ojos.
Tic, para, me frena, tumbo, no. Hay. Diástole. Tac.
Tic.
Tac.
Impasible.
Tic, genial
ResponderEliminarTac, me encanta