
Pero nada llega. La paz se alza en su tono más lúgubre, removiendo corazones, quemando gargantas, abriendo vacíos en estómagos que no recordaban que la vida así existía.
Putrefacción es lo único que llega a la pituitaria de los caminantes. Putrefacción interior, desolación, asco pleno por la nada más irritante que se pudieron cruzar.
Ellos mismos.