Vaya, ya veinte reflexiones... Creo que no sé contar hasta tanto. Anoche redacté un texto un tanto extraño y al final me di cuenta de que, sin ni siquiera haberlo pretendido le había dado forma de Reflexión Tenebrosa y Flotante.
Así que, adelante texto:
Compréndelo, persona. Apareciendo sólo me haces sufrir. Encuentro
cosas que, tras una estresante noche de duermevela que viene y va, que
sube y baja cual afanado ascensor, no son. ¿Qué digo? No serán.
Es
tiempo de renovación. Y ésta consiste en realizar algo impensable...
¡Aceptar las realidades! Realidades. Terminado en s. Plural. Dícese de
aquello que no queremos creer por enfrentarse a nuestros más intensos
deseos. ¡A paseo los deseos si no se apellidan "de Esfuerzo Constante"!
Pero
no nos equivoquemos, mi escrito es melancólico y nostálgico. Si alguien
quiere encontrar motivación para dar alcance a sus deseos que compre un
libro de autoayuda o se abra cuenta en Twitter.
Dejando
esto a un lado, yo no poseo un real interés en aceptar las realidades
porque no tengo realidades que aceptar. Las que tenía las acepté. Pero
claro, señor Persona es una realidad compleja. Quizá inexistente.
Veamos, ¿Persona es quien es sólo cuando aparece o, sin embargo, Persona
es Persona se aparezca o no?
Oh, venga, ¿que yo os lío? Centráos. Iba por la duermevela.
Terminar,
superar cada noche tras mil doscientos ochenta y dos despertares
soñados, compuestos por un inmenso revolcón con el más despiadado Morfeo y
ver, una vez más, que nada es... Es. ¿Qué es?
Persona
no sabe nada. Persona no debe saber. El desconocimiento me da ventaja
frente a las sombras que me presenta. Me dan miedo y aún nadie ha
reflotado mi barca y, claro, yo no tengo arte con las manualidades. Yo
dubijo, no dibujo. Ni siquiera poseo el arte del desdibujo y el
desparpajo verbal. Mi mala letra vuelve locos a doctores y escribidores.
Me llamarán Artista del Palabro.
¿Apreciará Persona mi arte?
Esto es todo. La grandeza de espíritu que sentí al terminar su redacción es inimaginable. Quiero decir, conseguí redactar todo esto a partir de una corta frase que escribí: la primera del texto. Y a partir de ahí conseguí, después de numerosos meses de sequía escritora (excepto una carta enviada a Ghostgirl, de Libros Para Jóvenes) redactar todo esto. Me siento plena.
Cuídense de la luz.