viernes, 2 de agosto de 2013

Reflexiones Tenebrosas y Flotantes (20) ¿Qué sabes sobre Persona?

Vaya, ya veinte reflexiones... Creo que no sé contar hasta tanto. Anoche redacté un texto un tanto extraño y al final me di cuenta de que, sin ni siquiera haberlo pretendido le había dado forma de Reflexión Tenebrosa y Flotante.

Así que, adelante texto:

Compréndelo, persona. Apareciendo sólo me haces sufrir. Encuentro cosas que, tras una estresante noche de duermevela que viene y va, que sube y baja cual afanado ascensor, no son. ¿Qué digo? No serán.

Es tiempo de renovación. Y ésta consiste en realizar algo impensable... ¡Aceptar las realidades! Realidades. Terminado en s. Plural. Dícese de aquello que no queremos creer por enfrentarse a nuestros más intensos deseos. ¡A paseo los deseos si no se apellidan "de Esfuerzo Constante"!
Pero no nos equivoquemos, mi escrito es melancólico y nostálgico. Si alguien quiere encontrar motivación para dar alcance a sus deseos que compre un libro de autoayuda o se abra cuenta en Twitter.

Dejando esto a un lado, yo no poseo un real interés en aceptar las realidades porque no tengo realidades que aceptar. Las que tenía las acepté. Pero claro, señor Persona es una realidad compleja. Quizá inexistente. Veamos, ¿Persona es quien es sólo cuando aparece o, sin embargo, Persona es Persona se aparezca o no?
Oh, venga, ¿que yo os lío? Centráos. Iba por la duermevela.

Terminar, superar cada noche tras mil doscientos ochenta y dos despertares soñados, compuestos por un inmenso revolcón con el más despiadado Morfeo y ver, una vez más, que nada es... Es. ¿Qué es?

Persona no sabe nada. Persona no debe saber. El desconocimiento me da ventaja frente a las sombras que me presenta. Me dan miedo y aún nadie ha reflotado mi barca y, claro, yo no tengo arte con las manualidades. Yo dubijo, no dibujo. Ni siquiera poseo el arte del desdibujo y el desparpajo verbal. Mi mala letra vuelve locos a doctores y escribidores. Me llamarán Artista del Palabro.

¿Apreciará Persona mi arte?

Esto es todo. La grandeza de espíritu que sentí al terminar su redacción es inimaginable. Quiero decir, conseguí redactar todo esto a partir de una corta frase que escribí: la primera del texto. Y a partir de ahí conseguí, después de numerosos meses de sequía escritora (excepto una carta enviada a Ghostgirl, de Libros Para Jóvenes) redactar todo esto. Me siento plena.

Cuídense de la luz.